domingo, 31 de julio de 2011

Vanessa

¿Vanessa?
¿Es ese tu nombre?
¿Sofía? ¿Rebeca? ¿Mariana?
¿Cuál es la diferencia?
¿Qué importancia tiene?,
para alguien que se dedica a crear ilusiones.

Una copa, dos, tres o cuatro,
¿Cuál es la diferencia?
¿Que importancia tiene?,
o tal vez sí,
para alguien que se vende por unas cuantas monedas.

Vas sumando copas y sumando el dinero,
sacando las cuentas y el tonto a tu lado
creyendo todas las historias que inventas,
sintiendo cariño, simpatía por ti
cuando tú solo quieres sentir su bolsillo.

Hablas de tu familia, 
tu madre, tus hermanos,
tu padre está muerto;
¿Hijos? Aún no tienes.
Que pesada carga para una mujer
el no cargar sus hijos,  pero sí a los hermanos,
a todos los hermanos y a su madre también.

Pero yo me pregunto:
¿Es esto realidad?
¿O es un invento?
¿Son tan sólo fantasías?
¿Es sólo otra ilusión?
Será otra de tantas que se venden con frecuencia,
en aquel lugar donde se vive de noche,
con el reloj al revés, distinto al resto del mundo,
bajo luces falsas, no naturales,
que no provienen del Sol, ni de ninguna otra estrella.

Y cuando al final de la noche vuelves afuera, al mundo exterior,
¿Quién eres en ese momento?
¿En quien te conviertes?
¿En Sofía? ¿Rebeca? ¿Mariana?
...¿Vanessa?
¿Quién es real? ¿Quién es la ilusión?
¿La que sólo conoce la luz artificial
o la que siente en su piel los rayos del Sol?

¿Existes realmente en este mundo?
O eres sólo un sueño, una fantasía
Si es cierto esto, te exiliaré de mi mente.
Como en aquel cuento de Borges,
en que un hombre sueña a otro ser,
le da forma, vida, aliento,
y luego lo destruye, lo deshecha, lo aniquila.
Pero trágicamente, luego se da cuenta,
que él mismo no es real,
que también ha sido creado,
imaginado por alguien,
sólo por breve tiempo.
Y una vez que su creador despierte 
también él será destruido, devorado, desvanecido.

Y así, contigo, yo también desaparezco.
Se desvanece mi vida, junto con la tuya,
desaparece tu boca y tus dulces besos
y ese abrazo fuerte que una vez nos dimos
como aferrándonos con fuerza a ese momento.

Desaparecen tus manos que un día apretaban las mías
agarrándolas con fuerza para no dejarme ir,
una de esas madrugadas, cuando tenía que partir.
Desaparece con ellas ese anillo que te dí.
¡Una estrella para una estrella! 
Como te dije aquel día.
¡Cómo brillaba al principio! Pero se fue deshaciendo,
mientras tú poco a poco matabas mi ilusión.

Así que ¡desvanécete ya, mal sueño!
Que yo me quedaré sólo, esperando a que amanezca.
Y así cuando mi creador despierte 
con los primeros rayos del Sol, 
con la hermosa y limpia mañana,
seré desvanecido, desintegrado, destruido.

Devorado por el día, regresado al pensamiento.
O ni siquiera a eso porque ya no existiré 
ni en realidad, ni en sueños, ni tampoco en tu recuerdo.


J. R. Abella

3 comentarios:

  1. Bien esos sueños que se sobreponen a otros sueños.
    Por cierto, debería revisar la plantilla que usas pues los textos laterales son muy cortos y afean el diseño. Cambia a una plantilla en la que la parte de "entrada" izquierda sea más corta. O no.

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  2. Javier, tu parada en la Senda es la nº 9, no la 10

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  3. Javier, al final Miguel no quiere estar en la Senda, por lo tanto debes enlazar con Javier Medina:
    http://yolticletras.blogspot.com/
    Gracias

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